jueves, 16 de febrero de 2012
Diseñados para ser desechados rápidamente y para externalizar costos
Anualmente se producen 25 millones de toneladas de desechos electrónicos
Ha habido predicciones alarmantes acerca del agotamiento de recursos energéticos basados en combustibles fósiles. En este sentido, se evidencia la necesidad de modificar y reducir los patrones de consumo contemporáneos y planear nuevas dinámicas y escalas de flujo de materiales y energía.
Ya no hay tiempo de pesimismos ni reflexiones. . . es tiempo de despertar.
Y despertar, exige un cambio en el pensar antes de hacer, conocer su posterior impacto y hacer en consecuencia.
Cuando se habla de diseño, la palabra debería ser asociada a soluciones responsables e inclusivas. En cambio, habitualmente se la asocia al consumo de cosas modernas, bonitas, sofisticadas, tecnológicas, de prestigio y para pocos. Pero ¿se habla del mal diseño de estas cosas o de la obsolescencia programada?. Los productos que compramos cada vez duran menos, ya sea por la moda impuesta del sistema de consumo o porque al mínimo problema, conviene comprar otro en vez de repararlo. ¿Y a dónde va a parar el producto desechado?.
De este modo, Annie Leonard, la activista que se ha atrevido a hacer “visibles” los efectos de la sociedad de consumo, nos presenta (entre otros) un video acerca de la historia de la electrónica, y señala; “Nuestro estilo de vida ha tocado fondo y todo el sistema está en crisis”.
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Y del mismo modo, nos expresa: “El problema está en que hemos concebido un sistema lineal en un planeta finito. Todo o casi todo está concebido para usar y tirar, sin tener en cuenta que los recursos se acabarán tarde o temprano. Si los 6.800 millones de habitantes del planeta siguieran el “sueño americano”, nos harían falta de tres a cinco planetas”.
La solución empieza por leyes que exijan a las empresas, “Responsabilidad extendida del productor o retirada del producto”. Tenemos que rediseñar la sociedad, siguiendo ni más ni menos que las pautas que marca la propia naturaleza, con sistemas circulares que permitan reaprovechar los recursos, en vez de acabar enterrándolos en un basurero o, lo que es peor, quemándolos”.
Nosotros, uno a uno, somos también parte de la solución... “Pero la meta no es reciclar más, sino desperdiciar menos... Soy ambivalente sobre el reciclaje. Mucha gente piensa que reciclar es la “solución”, cuando en todo caso es el “último recurso”. Hay una razón por la que figura en tercer y último lugar en la famosa estrategia de las tres “R”: reduce, reusa, recicla... Cuando estás frente a la pared y no hay otra opción, entonces recicla”.
Fuente: proyecto The Story of Stuff en http://www.storyofstuff.org/
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